miércoles, 21 de octubre de 2015

Anemia

¿Qué es?
Se considera anemia cuando disminuye la concentración de hemoglobina en sangre, aunque la de eritrocitos sea normal o incluso elevada. Los límites de referencia de la concentración de hemoglobina en sangre pueden variar según la población analizada, ya que depende de factores diversos como la edad, el sexo, las condiciones ambientales y los hábitos alimentarios. La anemia constituye una de las causas más frecuentes de consulta por tres motivos principales:

Elevada incidencia en niños, mujeres, jóvenes o sujetos adultos con carencias en su alimentación (déficit de hierro y ácido fólico, especialmente).
Suele estar asociada a muchas otras patologías, en las que constituye un síntoma del trastorno subyacente.
Elevada frecuencia en ciertos grupos étnicos (relacionada con la malnutrición y muy extendida, por lo tanto, en aquellos países en vías de desarrollo, cuya población carece de recursos para mantener una alimentación adecuada).

Causas
Aunque muchas partes del cuerpo ayudan a producir glóbulos rojos, la mayor parte del trabajo se hace en la médula ósea, el tejido blando en el centro de los huesos que ayuda a la formación de las células sanguíneas.

Los glóbulos rojos sanos duran entre 90 y 120 días. Partes del cuerpo eliminan luego las células sanguíneas viejas. Una hormona, llamada eritropoyetina, producida en los riñones le da la señal a la médula ósea para producir más glóbulos rojos.

Cambios en el revestimiento del estómago o los intestinos que afectan la forma como se absorben los nutrientes (por ejemplo, la celiaquía).
Alimentación deficiente.
Pérdida lenta de sangre (por ejemplo, por periodos menstruales abundantes o úlceras gástricas).
Cirugía en la que se extirpa parte del estómago o los intestinos.
Las posibles causas de anemia incluyen:

Ciertos medicamentos.
Destrucción de los glóbulos rojos antes de lo normal (lo cual puede ser causado por problemas con el sistema inmunitario)
Enfermedades prolongadas (crónicas), como cáncer, colitis ulcerativa o artritis reumatoidea.
Algunas formas de anemia, como la talasemia o anemia drepanocítica, que pueden ser hereditarias.
Embarazo.
Problemas con la médula ósea, como linfoma, leucemia, mielodisplasia, mieloma múltiple o anemia aplásica.

Síntomas
Si la anemia es leve o si el problema se desarrolla lentamente, es posible que usted no tenga ningún síntoma. Los síntomas que pueden producirse primero incluyen:

Sentirse malhumorado
Sentirse débil o cansado más a menudo que de costumbre, o con el ejercicio
Dolores de cabeza
Problemas para concentrarse o pensar
Si la anemia empeora, los síntomas pueden incluir:

Color azul en la esclerótica de los ojos
Uñas quebradizas
Deseo de comer hielo u otras cosas no comestibles (síndrome de pica)
Mareo al ponerse de pie
Color de piel pálido
Dificultad para respirar tras actividad leve o incluso en reposo
Lengua adolorida



Tratamiento
El tratamiento se debe orientar hacia la causa de la anemia y puede incluir:

Transfusiones de sangre.
Corticoesteroides u otros medicamentos para inhibir el sistema inmunitario.
Eritropoyetina, un medicamento que ayuda a que la médula ósea produzca más células sanguíneas.

Suplementos de hierro, vitamina B12, ácido fólico u otras vitaminas y minerales.

Clasificación  
Las anemias se pueden clasificar de diferentes formas, la más utilizada es la clasificación morfológica que divide a las anemias en:

nNormocítica
nMicrocítica e Hipocrómica
nMacrocítica

Alimentos que ayudan a combatir la anemia y los que no debes consumir.